Parashat Devarim
Este Shabbat comenzamos la lectura de Devarim (Deuteronomio). Devarim דברים quiere decir en hebreo, Palabras.
Moshé Rabenu recuenta a todo Am Israel el periplo que vivieron por una generación en un océano de arena. También llamamos a Devarim (Deuteronomio) Mishné Torah o Repetición de la Torah.
Moshé nos enseña como exhortar como padre, como criticar con amor. Muchos de nosotros, quizás no hayamos sido abusados fisicamente, pero muchos hemos sido abusados verbalmente. Como escribí en mi meditación sobre la Parashat Masé, si exhorto, corrijo o reprocho tengo que filtrar:
1 - Mis palabras (Devarim), ¿son verdadedas?
2- Tengo autoridad moral, ¿vivo lo que digo?
3- Mi exhoartación, ¿será dicha con gracia?
Si una falta, mejor me cayo la boca para evitar una lengua suelta (Pi Hahirot).
Moshé recuenta: como dejaron Egipto, cuando enviaron los espias, como el corazón de Am Israël se endureció. Moshé literalmente les dice, « He vivido entre ustedes en este vasto desierto más de 40 años. » Moshé tiene la autoridad para exhortar, pues Ha Shem lo consideraba el hombre más humilde de la tierra. Las palabras se las lleva el viento, ¿a las acciones? ¡ Ni un huracán !
¿Cuál es tu lenguage de amor? Recuerdo hace años en los Paises Bajos, estaba mentoreando a un jóven holandés. En esos días había invitado a una docena de venezolanos a hacer una escuela de Estudios Interculturales en Amsterdam. Los venezolanos de quejaban porque los europeos no eran cálidos al saludar, no eran ruidosos ni bochincheros en los comedores, y los sentían fríos y secos. Cuando nos sentamos a tomar una fría pilsen Urquel al fresco en ese verano tan hermoso, el joven holandés me dijo, « Ustedes los latinos hablan, se rien, y nos etiquetan de fríos, parcos, que no sabemos bailar, que no demostramos cariño como ustedes. Sin embargo, cada vez que veo a los venezolanos llegando tarde al desayuno, a las reuniones comunitarias en las mañanas, para nosotros los holandeses, es una falta de respeto y lo que escuchamos, es que no nos aman, llegar a la hora prometida es tan importante para nosotros como el abrazo y el beso que desean recibir. »
Mi amigo, el joven que mentoreaba, me dió una lección al corregirme con sabiduría y amor. Esto me hizo pensar en una realidad, cuando Yeshua me exhorta, corrige, siempre quiero recibir más. Nunca me he sentido abusado, gritado, insultado. Al contrario, cuando Yeshua me reprocha algo - es con tanto amor - que quiero más, porque en vez de salir maltratado, salgo edificado y esto me lleva al arrepentimiento, al cambio, a ser genuinamente transformado.
Los primeros falsos profetas tristemente son nuestros padres y maestros. Cuando comparo a un hijo con otro (aunque sea un amiguito) - porque le fue mal en el examen y al amiguito bien - soy un falso profeta; Yeshua jamás me ha comparado. Cuando lastimo a una hija porque le fue mal en física y después cuando le va bien la abrazo y le digo que estoy orgulloso de ella, soy un falso profeta. Yeshua te ama aunque salgas mal en física. Mi hijo Gabriel se iba a la escuela pulidito, brillando y peinado. Se llevaba a la escuela su sandwich, su yogourt y su fruta. Cuando regresaba en su transporte escolar, bajaba como si hubiese ido a la guerra, no a la escuela. Las trenzas de sus zapatos desamarradas, lleno de barro y arena, su mochila Billabong abierta y los sandwichs sin comer, solo « comía » la fruta y el yogourt si no los había cambiado por chocolates o galletas. Yo le decía a mi hijo energicamente al entrar en casa, «a la ducha de una vez! » no rechazaba a Gabriël, rechazaba el barro, los zapatos desamarrados. Dios rechaza nuestro pecado, no nuestra persona.
Por último en el sfer de Nehemias se nos narra que cuando Esdras y Nehemias leen la Torah al pueblo el día que consagraron los muros en Jerusalén, lo que se leyó por más de 4 horas fue Deverim (Deuteronomio) el resumen de la Torah. La gente lloró, las palabras (deverim) los traspasó, el pueblo gimió. Esdras el sacerdote y Nehemias el laico se ponen de pie y dicen: « Dejen de llorar, vamos a regocijarnos (Shimja Torah), vamos a hacer pasteles de higos y miel, vamos a brindar y celebrar... porque el gozo de Adonai es nuestra fuerza. »
La palabra דבר Davar que cambia y transforma naciones, son las bellas palabras de Vida. La Biblia, es ese libro (sefer) transformador. Cuando ella deja de ser sonidos, fonemas ordenados, construcciones gramáticas, consejos, refranes, o simplemente algo antiguo y guardado, que se hace real, ella trae alegría y cambios redicales.
Exterminemos la pobreza bíblica y sean nuestras palabras dulces como la miel, diáfanas como el diamante y dónde la ortodoxia no contradiga la ortopraxia, osea seamos lo que pensamos, decimos y vivimos.
Am Israel j’ai
אם ישראל חי
Shabbat Shalom a todos
שבת שלום לכולם
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